¿Cómo puedo mejorar el rendimiento de mis trabajadores?

A lo largo de la vida el funcionamiento de muchas empresas se han basado en la existencia de un jefe que únicamente se dedica a mandar y unos empleados que obedecen. Además, en muchos casos el jefe te dice el modo que tienes que realizar tu trabajo, que es el que él cree más conveniente, y no deja lugar a exponer tu opinión. Esto es un error y así lo demuestran varios estudios sobre las empresas.
En primer lugar hay que empezar a acabar con la mentalidad de que el empleado es un simple empleado ya que es algo más, es una persona que con su tiempo está ayudándote a que tu empresa funcione y que, por tanto, es una pieza fundamental en tu rompecabezas.
A continuación plantearé una serie de consejos o directrices que resultan eficaces a la hora de cambiar la dirección de una empresa, sobre todo cuando esta está inmersa en un mal momento económico.
Cuando una empresa se encuentra en un momento de decadencia es de suma importancia hacerse un planteamiento sobre cuál ha sido hasta ahora nuestra estrategia, en qué cosas hemos podido fallar y cuales han fracasado. Aquí es de vital importancia el papel de los empleados y sobre todo si no somos nosotros los que estamos mostrando nuestro producto o trabajando “a pie de campo”. En este momento hay que plantearles a los empleados que realicen un análisis sobre las necesidades y los fallos que han podido observar en los últimos tiempos así como qué aspectos cambiarían del funcionamiento. Estos datos no son necesariamente utilizables pero si una fuente importante de conocimientos que utilizaremos es para realizar el cambio o los cambios que consideremos oportunos.
En numerosas ocasiones es el trato jefe-trabajador el que está siendo el causante de la decadencia de la empresa ya sea porque existe poca implicación por parte de trabajador o porque el trabajador no está de acuerdo en el funcionamiento de algunos aspectos de la empresa. Estos son los casos más habituales y que se resumen en la clásica figura trabajador que obedece y jefe que manda.
¿Cómo podemos solventar este aspecto?
Es muy sencillo. En primer lugar cuando realizamos cualquier cambio  o queremos que nuestro trabajador haga algo es tan sencillo como hacerle cómplice. Voy a poner un ejemplo muy sencillo, en primer lugar un jefe clásico y en el segundo un jefe más interesado por sus trabajadores:
 -Jefe  clásico: Juan nos han encargado que hagamos cinco sillas, aquí tienes cómo las tienes que hacer. Tienen que estar listas en cinco días.
-Jefe colaborador: Juan nos han encargado que hagamos cinco sillas, he pensado de hacerlas del material que nos ha llegado pero ¿qué material pondrías tú?
La primera vemos claramente que el jefe ordena sin dejar pronunciar al empleado. En segundo lugar el jefe busca involucrar al empleado, el jefe no tiene que hacer lo que el empleado diga pero si escucharlo y valorar qué opción es la más beneficiosa para la empresa.
Si hacemos participes a nuestros empleados de algunas decisiones o de cómo realizar un trabajo conseguiremos que su motivación aumente y que se sienta responsable de los logros y fracasos conseguidos por la empresa. Con todo ello, conseguiremos que se involucre y se entregue más en su día a día.
Tus empleados son parte de la empresa, haz grupo y consigue que se sientan importantes, porque lo son al fin y al cabo todos buscáis que la empresa salga adelante.
 
Para más información acerca de este tema puedes consultar a la psicóloga Olga Centelles González
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